jueves, 29 de marzo de 2012

Presentación

De fragua y yunque es el título de mi primer poemario. Elegía que evoca una fragua con su yunque, inicio de una forma, sustento de unas vidas y génesis de este blog.

De fragua y yunque irá nutriéndose poco a poco con entradas correspondientes a diferentes textos, reflexiones y comentarios que sobre lo cotidiano vayan surgiendo. Todo ello amenizado con bellas imágenes de la obra de diversos artistas, muy especialmente de Blas Estal.




De fragua y yunque





                           I

Luz que alumbras las penumbras
de mis rincones más profundos,
te observo en los recovecos
de mi memoria
y vivo...

Vivo en la calle olvidada,
vivo el camino de tierra
y vivo el yunque
y vivo la fragua.

Y suspiro...
Suspiro tu aliento que alimenta
los sueños venideros.

Tu aliento que envuelve de razón
a mis pensamientos más desnudos.
Que los arropa
acicalando con encajes mis temores.

Observo tu luz que ilumina los caminos,
mis caminos...
Aquellos que son de espinas,
aquellos de paso obligado,
aquellos que en la oscuridad
me seducen...
que me ofrecen la suavidad de las rosas
y que me atrapan
entre sus pétalos aterciopelados...

Farol de mis sentimientos
a la entrada de mi casa,
hazme un vestido en la fragua
para que cruce el camino
para que arrope mi alma.

Mi alma
que está sedienta,
que se desliza en las noches
por pasillos ensoñados,
que escapa de la razón que la oprime
que la reviste de ausencias...

Mi alma que vuela,
que corre a esconderse en la lejanía...
a ocultarse
tras los horizontes púrpuras
de tu luz.

De tu luz que es ausencia
y que es vida
y que es latido...

latido negado a tu aliento,
a tu llamada,
a tus noches oscuras
a tus mañanas de sonidos,
de atroces sonidos zumbeantes
que ponían alas a tus pies descalzos,
y música
 a tus dientes asustados.


Negación de la luz que te aisló
en la más cruel
de las oscuridades,

que ensombreció a tus sueños
y oprimió a tu pecho,
que amordazó a tu boca
y tu voz se desgarró por tus entrañas.

Negación de la luz que dejó a oscuras tu plato,
que te confundió en la noche
y asustó tus madrugadas,
que perturbó tus juegos.

Ausencia de luz vestía a tu alma,
y a tu voz
sólo las sombras la escuchaban.

Y en tu oscuridad
les cantabas.
Cantabas a las sombras
y ellas...
bailaban,
divertidas.

Y cada día había más sombras
que bailaban,
que te escuchaban...
y la ausencia de luz
se transformó en danza,
y tu voz desgarrada en canción...
Y las sombras danzantes
se hicieron tus aliadas,
y te alimentaban
y tú,
las amabas.

Y mientras,
 tu alma crecía,
y tus pies se convertían en yunques,
y tu aliento en fuerza,
y tu espíritu en coraje.

Eras el señor de las sombras;
el dueño de tu oscuridad...
y un latido intenso estalló en tu pecho...

y prendió la llama
que engendró a
tu luz.

Una llama intensa,
roja
que encendió tu fragua.

Y fue tu luz,
y fue mi emblema.

Y en el yunque,
a la luz del fuego rojo
de tu fragua,
de la pasión,
templabas los temores rancios,
moldeabas tus sueños,
jugabas con su luz que retorcías
creando caprichosas formas...
gestando vida,
y echando raíces fuertes,
raíces débiles,
 raíces flexibles...