sábado, 19 de abril de 2014

Débora Tráchter - Entrevista


Mirando en el espejo
 
 
Hace ya algunos años las circunstancias facilitaron que me cruzara en mi camino  con una amiga del otro lado del mar; de aquella orilla donde se escucha tango y se toma mate para acompañar las horas. De aquel encuentro en el cruce de caminos surgió una bonita amistad y muchas horas de conversaciones a través del chat. De una de estas conversaciones nació esta entrevista, así, sin proponérnoslo ninguna de las dos, y unos meses más tarde vio la luz en uno de los primeros números de la revista AMARANTO Cultural.
Desde entonces —desde que fue publicada la entrevista— han pasado cuatro años y el currículum de Débora se ha engrosado considerablemente. Es por eso que, una vez echado un vistazo a cuanto cuento de ella en las líneas que siguen, os recomiendo un paseo por su trayectoria artística, a la que podéis acceder a través de la red.

 

Débora Trachter nació en Buenos Aires (Argentina) en 1959. En 1978 comenzó sus estudios de fotografía, pero es en 1990 cuando se decide por el estudio de dibujo y pintura. En 2002 descubrió el Arte Digital que se transformó en un nuevo lenguaje para ella y la convirtió en autodidacta con los programas de diseño. En la actualidad estudia Licenciatura de Arte en la Facultad de Buenos Aires.

Para España ha realizado las ilustraciones del cuento infantil La Princesita Inca escrito por una de sus amigas españolas; también para este mismo país, está trabajando en los bocetos para las ilustraciones de una novela, y al mismo tiempo prepara su libro Lugares Deborianos, una obra que recoge fotografías de los lugares que recorre con su cámara y a las que posteriormente agrega su impronta. En el pasado año, expuso en Resto Hipólito en Buenos Aires el fruto de siete años de trabajo. Contemplar su obra fuera del ordenador, materializada, le produjo una enorme satisfacción ya que su idea principal siempre fue esa: sacar la virtualidad al mundo.

Le gusta lo que hace, y dice de ella misma que es hacedora de imágenes. Con el arte digital trata de hacer algo más pictórico, donde las sensaciones, emociones y climas sean lo que se plasme en la obra terminada. Hace un par de años redescubrió el placer de hacer fotografía que ahora realiza también interviniéndolas digitalmente.

Tiene obras en Miami, Nueva York, Italia, España, Polonia, y Rosario, Los Molinos (la Rioja) y Buenos Aires. Además mantiene exposición permanente en Artelista.com y Artelistadelatierra.com

Pero sus dos mejores obras son sin duda Guido y Sol, hijo e hija que comparten y apoyan cuanto hace, y cuenta además con el calor de unos padres maravillosos y una gran familia, de esas «de puertas abiertas», en las que cualquier ocasión es buena para reunirse alrededor de la mesa.

Así yo hoy, apelando a esa amistad que me une a ella, y aprovechando los beneficios de los avances tecnológicos, le propongo una entrevista a través del chat a la que ella con una gran sonrisa que no alcanzo a ver, pero si a adivinar me responde: Me encantó la idea; podés preguntar...

Y pregunté:

 

P.— ¿Qué es el Arte Digital?

R.— El Arte Digital es el arte que se hace con programas de la pc. Para mí, hay varias clases de Arte Digital. Por ejemplo, la fotografía digital intervenida con programas de diseño (el Photoshop es uno de ellos); las obras que son técnica mixta, es decir, aquellas en que se usan los programas de diseño y que luego, al imprimir en soporte, se pinta encima; y por último, las obras que se hacen totalmente con esos programas.

P.- ¿Cómo te das cuenta de que llegas a entusiasmarte por ese tipo de Arte?

R.— Para responder te tengo que contar mis orígenes en el Arte Digital. Hace unos ocho años, mi profesora de dibujo digitalizó algunas de mis obras, o sea, las cargó en mi pc. No sé cómo, descubrí que en la pc había un programa de diseño. Descubrirlo y empezar a usarlo en las imágenes de mis cuadros y dibujos fue, creo, instantáneo; y empecé a hacer. No me gustaba lo que estaba haciendo pero, aun así, lo hacía. Algo interno me decía que debía hacer imágenes que tengo guardadas en CD, imágenes que espero que nadie vea.

Poco tiempo después, mi hija necesitaba, para la escuela, tener instalado el Photoshop. Al principio no entendía nada, y además estaba en inglés que entiendo poco, pero sentía la necesidad de seguir haciendo imágenes. Al no haber estudiado Photoshop empecé a darle al mango (expresión muy usada en Argentina que es cuando se hace algo al máximo) a los dibujos y efectos, y empezaron a salir imágenes que me gustaban, cosa que, de haber estudiado, no creo que las hubiera hecho, ya que me habría cuidado de no hacer ciertas cosas... Por suerte no estudié Photoshop, pero «al no saber dibujar, no entendía lo que hacía», hasta que Blas Estal, un grande, me dijo algo que nunca olvidaré: «Vos hacès abstracto y de esa manera mostràs sensaciones, emociones, climas...», y no paré de hacer imágenes. Hasta el día de hoy me sigue emocionando lo que hago; me asombra.

P.— ¿Entiende la gente lo que haces?

R.— Algunas personas creo que no. Tampoco hay que entenderlo. Te tiene que gustar o no. A mí a veces me atraen varias cosas que «no entiendo», pero me transmiten algo, un «no sé qué» que hace que me detenga ante eso, y que me hace pensar o investigar.

P.— ¿Hay que tener una habilidad especial para realizarlo?

R.— La misma habilidad que un poeta tiene para hacer sus poemas y que nos lleguen al alma, o un músico para combinar las notas y que sus melodías nos eleven. ¿Es habilidad, o es más que eso? La técnica se aprende, en mi caso la inventé, pero el transmitir algo es otra cosa. Cuando empecé creo que no tenía habilidades para diseñar en la pc, pero mucho trabajo, algo de inspiración y magia, hicieron el resto.

P.— ¿Qué te inspira a la hora de trabajar?

R.— A veces tengo ideas que quedan en mi subconsciente hasta que, al hacer dibujos, afloran, salen, y entonces me digo «esto es lo que quería», y sobre eso sigo trabajando. Un ejemplo de esto es la obra El Grito. Siempre me gustó El Grito, de Munch y hace años quería hacerla a mi manera, hasta que hace un par de meses «surgió» El Grito Deboriano. La obra que hago me inspira; te diría más, es como si el dibujo se hiciera a sí mismo y me utilizara a mí para su ejecución... fluye.

P.— ¿El Arte Digital camina de la mano con el resto de las corrientes artísticas o es el familiar pobre dentro del mundo del Arte?

R.— Me recuerda a la fotografía. Hace años había gente que decía que no era arte, ya que la obra la hace una máquina de fotos, y ahora hay muchos que dicen que el Arte Digital no es arte, ya que todo lo hace la pc. Para mí «sí» es arte. Una nueva forma de hacer arte. Algunos utilizan pinceles y óleos, otros usan las palabras, otros la piedra. Yo uso la pc.

P.— ¿Te transformas a la hora de realizar tus trabajos? ¿O sigues siendo la misma Débora que un rato antes conversaba con sus hijos sobre la comida que tenía previsto preparar? ¿Te atrapa tu trabajo hasta el punto de perderte dentro de él ignorando la realidad del tiempo y el espacio?

R.— ¿Me transformo? En realidad soy muchas cosas: mujer, madre, fotógrafa, artista plástica, estudiante, y cada rol tiene sus formas. Me gusta «volar» en todo lo que hago, pero «volar con los pies en la tierra», si no te alienàs. Llego a ignorar la noción de tiempo y espacio para crear. Me abstraigo del mundo, pero no como un acto egoísta, sino para dar lo mejor de mí. No solo me atrapa, también es una necesidad mía el hacer imágenes.

P.— ¿Te has sentido influenciada por alguien a la hora de seguir en este atractivo pero complicado mundo del arte? ¿O no es complicado?

R.— Me gusta la obra de muchos artistas. Me pueden influenciar algunos temas o modos de representación, pero no copio. Con relación al Arte Digital trato de ver pocas obras de otros artistas, no por una cuestión de no copiar, sino porque quiero que salgan dibujos     «deborísticamente puros» (expresión que acabo de inventar)

     ¿Es complicado el mundo del arte? ¿O son los críticos, las instituciones, el negocio, el esnobismo, los egos, la soberbia los que complican al artista? Hacer una obra, para mí no es complicado. Sí puede ser trabajoso el hacerla. El arte y el negocio del arte son dos cosas diferentes, aunarlos es lo complicado. El deseo de trabajar en lo que me gusta, en lo que amo y que me paguen… sería maravilloso. (risas)

P.- Y tu familia ¿cómo lo vive? ¿Has tenido que renunciar a cosas que los demás mortales creemos imprescindibles, para poder dedicarte al arte?

R.— Creo que a mi familia la tengo un poco cansada con los dibujos. Mis hijos son quienes están más cerca de mí y les pregunto a ellos qué les parece. Luego a mis amigos y amigas, a quienes les mando mails con muchos dibujitos.

     A ver, yo no diría renunciar. Pero, ¿a qué cosas te referìs? Si son las cosas de la casa, al no ser mujer de vivir con el plumero en el culo (disculpà la guarrada), las pospongo, pero las hago. Por supuesto, a mi manera. Y con el resto de «cosas imprescindibles» hay tiempo para todo.

P.— ¿Qué relación guarda el Net Art con el Arte Digital?

R.— Net Art es cuando hacès obras que «quedan en la virtualidad». Arte Digital es cuando «salen de la pc y las imprimìs». Para explicar la diferencia entre formas más convencionales de arte y el arte hecho en la pc, te cito una frase del escritor y teórico del arte Paul Valery, de 1928, refiriéndose al cine y a la fotografía, y yo la traigo al siglo XXI para referirme al arte digital y al New Art: «Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son desde hace varios años lo que han venido siendo desde siempre».

P.— ¿Aplicas la filosofía a tus trabajos? ¿Y a los colores?

R.— La filosofía está en todo. Me valgo de ella para hacer ciertas obras. Algunos filósofos hablan en difícil y eso me molesta. Pero… ¡Ay, qué ambigüedad la mía!: me quejo de palabras difíciles y yo hago imágenes difíciles.

P.— ¿Qué ves cuando cierras los ojos?

R.— Veo pensamientos hechos imágenes. Veo el interior.

P.— Una vez te oí decir: «Me gusta fotografiar aquello que nadie quiere ver» ¿Qué papel juega la fotografía en tu vida. ¿Y en tu trabajo?

R.—¡Amo la fotografía! Empecé a estudiarla en 1978 y la dejé cuando tuve a mis hijos. Bah... sacaba fotos familiares; y hace un tiempo la redescubrí. Me gustaría ser reportera gráfica, o estar todo el tiempo con la máquina de fotos como extensión de mi ojo. Con relación a mi trabajo, por un lado hago Arte Digital y por otro hago fotografías intervenidas digitalmente.

     Hace días me pasó algo muy loco y emocionante relacionado con esto: me reencontré con una amiga de la escuela secundaria que no veía desde 1982 y me hizo recordar que usaba a mis familiares, amigos y amigas como modelos para mis fotos. Fotos y negativos perdidos, trabajos que no recordaba. Pero ella conservaba algunos que me escaneó y mandó por mail: ¡pura emoción! Luego las fotoyopeé y quedó algo maravilloso aunando la fotografía de antes, la analógica, con el hoy que es lo digital y los programas de diseño.

P.— Si pudieras fotografiar el alma, ¿enmarcarías la foto y la colgarías de una pared?

R.— El alma «està» en las obras. El alma como esencia del artista y del mundo que muestra el artista. O sea, está colgada de una pared, está en los versos del poeta, está en la música...

P.— ¿De qué colores te servirías para plasmar el alma de los poetas? ¿Y el de los ancianos?

R.— No me fijaría en el color, los plasmaría con luz; ya sea la que irradian o la que necesitan

P.— ¿Qué quieres ser de mayor?

R.— Si ser mayor es ser vieja, creo que lo seré cuando sea comida de gusanos...

 

Débora Trachter, nunca será engullida por esos pequeños bichitos, si acaso, será un destello de colores que ilumine un verso libre...

Muchas gracias por tu tiempo y hasta pronto.

 

LEH.


Entrevista publicada en la revista AMARANTO Cultural (Primavera 2010)
Ilustración: Débora Tráchter, Mirando en el espejo.

 

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