martes, 14 de abril de 2015

Azahares para Galeano.



 
 
Siempre que llego de mi paseo diario suelo traer fotografías de las montañas, de la playa o de los arroyos por donde camino. A veces me pierdo por la huerta al llegar la primavera y, entre azahares, aspiro su aroma y lamento no poder compartirlo con los lectores. Eso sucede en esos días en los que la huerta valenciana se viste de blanco e impregna el aire con el aroma del azahar. Y entonces... acuden a mi memoria las palabras de Eduardo Galeano.
    Como a muchas otras cosas, lo encontré demasiado tarde. Llegué hasta él de la mano de mi amiga Débora Trachter. Ella me contó quién era Galeano y me pasó el enlace en el que pude leer su discurso al recibir la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid en el año 2009. De aquel discurso conservo muy vivo en mi memoria este fragmento:
    [...]"Y ahora hermanito, dinos cómo es la mar". Yo me quedé mudo, pero insistían. "Cuéntanos, cuéntanos cómo es la mar". Ninguno de ellos iba a verla nunca. Todos iban a morir temprano. Y yo no tenía más remedio que traerles la mar. La mar estaba lejísimos y yo tenía que encontrar palabras que fueran capaces de mojarlos.[...]
    Durante todo mi paseo por la orilla del Palancia en mi recorrido hasta Petrés he ido recordando estas palabras e impregnándome del aroma de los azahares de la huerta. Una vez más he sentido el deseo de poder compartirlo, y de la misma manera me hubiera gustado poderos transmitir la sensación de orfandad que el fallecimiento de este gran pensador y orador me causa.
    Siento un extraño duelo que me impulsa a mirar los azahares, acercarme hasta uno de los naranjos moribundos que hay a la vera de un huerto abandonado y arrebatarle un pequeño ramillete que, como los buenos hombres, sobreviven a la naturaleza de la muerte.
 
Lleva contigo la mar...
y lleva también azahares,
te presto mi ramillete
para que vaya contigo
 
y cuando llegues al lugar
donde habitan los poetas
busca a aquel que fue mío
y dile cuánto he crecido.




 
 
 

6 comentarios:

  1. Muy emotivo, Lola. El personaje lo merece. Las venas abiertas del mundo siguen llorando por su pérdida.

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  2. Así es, Emma. Siguen abiertas y sangrando.

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  3. él nos diría
    dejad de llorar
    leer a San Agustín
    que ando por ahí
    en la habitación
    de al lado

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    Respuestas
    1. “Te espero, no estoy lejos... Justo al otro lado del camino”
      Gracias, Ana.

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