domingo, 8 de marzo de 2020

Con permiso de Blas de Otero





Dime si puedes venir, querido Puerto, a renovar la tierra de este páramo en que se ha convertido mi parque que las letras quiebra. Estoy triste porque no llueve y triste si llueve mal y a destiempo.

Vamos, querido Puerto, viste tus mejores galas, las de color marino con fondo gris, y sube navegando por un Palancia desprovisto de cauce.

Vienes y vas junto a mí hasta la Baronía. Ya no entiendo tus palabras como tampoco tus silencios.

Qué haces por estas huertas, querido Puerto, tú solo, aislado, si a cada revuelta del camino
vuelves al mar la cabeza como yo la vuelvo.

Yo te miro desde lejos y, de repente, me siento vieja como el poeta.Y salgo corriendo a pillar un taxi para perderme entre aquella gente amiga de dramaturgos y de las letras.

Y siempre encuentro las mismas voces: de Churruca y de Victoria, de Palmereta y Baladre, de Mercado y de Claveles. Y siento ganas de llorar y renacerme para hacerme gotas de sangre revolucionaria, quizá segregacionista.

Incomprensible, mi querido Puerto, este pupitre en celo y sin maestro. Tu traje de color marino o de fondo gris, qué más me da hoy, si ya no puedo vestirlo en mi cuerpo distante y frío.



Fotografía: LEH

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