Cuando
Celso bajó al patio con los demás reclusos lucía un sol inmaculado, y el cielo
estaba carente de nubes, pero para él iba a ser un día borrascoso como ningún
otro en su vida, porque iba a conocer por primera vez algo que nunca hubiese
deseado experimentar: aquel iba a ser el día más negro, el más triste y penoso
de su vida, uno de esos días que se desean desterrar de la mente y que, sin
embargo, están ahí, torturándonos constantemente y recordándonos algo que
querríamos olvidar. […]
Así arranca BEATRICE -La herida del pintor-, última
novela de José Manuel Pedrós y publicada, como las anteriores, por
Olélibros.
El
arte; la prisión tras una falsa denuncia de violación; el pensamiento mismo que
se debate entre la reflexión y el odio; el miedo; de nuevo la pintura, ahora como
una tabla de salvación, un aliciente para él mismo y para los compañeros de la
galería a los que enseña diversas técnicas de dibujo, y a los que va retratando
marcando cada rasgo de esos rostros, cada uno con su propia historia afuera,
más allá de los muros de la cárcel…Y también el amor que se ha colado entre los
muros del penal. Un amor silenciado que, aun disimulado como «interés
profesional», no a todos pasa desapercibido. Y entre los colores, los
carboncillos, los pinceles y las cartulinas, la magia y la leyenda, la
superstición o quién sabe qué. Pero nada hay en esa leyenda en los posos del
café que el compañero le vaticina que perturbe su felicidad sabiéndose pronto
libre.
Tras
los informes que posibilitan su libertad condicional, llega la ansiada
libertad. En la reconciliación con su pasado, previo a la entrada en prisión y,
de nuevo en el arte, encuentra ahora una mayor fuerza. La contemplación de la luna y su influjo sobre las personas; la reflexión
acerca de los retratos realizados a los reclusos, aquellos rostros y el
paralelismo con los realizados en su día por el Greco, aquel que saliera en busca
de las facciones más desarraigadas y miserables para plasmarlas en sus lienzos…
Y libre para amar y ser amado. Ya no hay por qué ocultar el amor, no hay que
reprimirlo, sino vivirlo intensamente.
Su
incorporación a su trabajo en los museos, el gran éxito en la que es su primera
muestra en la galería de Arte, en paz con el mundo y consigo mismo. Nada hay de
lo que arrepentirse. Ahora todo está bien y las perspectivas ante un futuro
placentero de la mano de su musa y amante colman de felicidad a Celso.
***
Aún hoy
no sabría decir si BEATRICCE es una historia de amor y desamor, una ventana abierta
al mundo penitenciario por la que vislumbrar el sistema intramuros y ese
círculo casi familiar que se genera entre algunos grupos de reclusos, o si es
en realidad una historia en la que el arte todo lo domina: el amor, el odio y el
rencor, la paz y el sosiego.
Mi conclusión
tras finalizar la lectura y asistir al desenlace de la historia es que se trata
de una mezcla de todas esas cosas. Una historia muy bien hilvanada y
perfectamente rematada para la que han sido indispensables, desde luego, muchas
horas de trabajo y de búsqueda de información.
Muchas gracias Lola por tu reseña, por tu apreciación, por tu estima. Siempre das en la diana, y siempre tienes ese afecto que hace que la humildad que nos une se valore por encima de todo ese materialismo que envuelve a nuestra sociedad. Gracias.
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