Al llegar la noche, la soledad
y el deseo. La demencia...
La pluma se deja
acariciar
mansamente
por la voz del poeta
enamorado.
Sucumbe al abrazo que la
domina
y, seducida, se deja
llevar
a través del ritmoen suave danza.
Y a cada paso de baile
la pasión se acrecienta
aun con la certeza
de un
éxtasis imaginario.
Sabe que el último poema
no acaba con el último
verso
De: Episodios Cotidianos -libro IV-
Imagen: Blas Estal
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