Apuntes de una nueva primavera en la que no hallo acomodo. Acaso
necesite un asiento a mi medida. Tal vez una burbuja en la que sumergirme
dentro de mi cueva. Si, egoístamente, me he convertido en mi mejor compañía, a qué
se debe entonces esta necesidad de respirar el aire tóxico de ahí afuera. ¿Por
qué se solicita desde distintos espacios la presencia de este egoísmo mío?
Soy como un pez fuera del agua, como la voz apagada ante un
micrófono de escasa calidad, como la piel trémula sobre las tablas de
escenarios varios. Soy intrusa en tierra ajena, foránea en la propia.
Me pregunto en qué momento dejé de ser semilla, cuándo me
transformé en mal asfalto rodado continuamente por imperiosos cauchos. ¿Qué es
lo que dejé de ser para ser lo que soy? ¿Por qué mis dudas si todos los cruces
del camino me conducen al mismo destino? ¿A qué esta extraña pereza que me alienta
a comenzar tantas labores?
No consigo hallar el equilibrio entre lo que fui, lo que
quise ser, lo que debí ser y lo que finalmente soy.
¿Qué o quién soy? Ninguna tierra me pertenece. No pertenezco
a ninguna. No hay lengua que me someta ni bandera que sollozo me arranque. Yo
impongo mis propias fronteras entre la tierra y el mar. Me diluyo en la
diminuta arena de una playa de azules divisas o arrastro mis pies hasta lo más
alto de la sierra.
Como Cabral, no soy de aquí ni de allá. Tal vez de mí misma,
dueña y señora de la profundidad de mis propias huellas… sometidas, no
obstante, a cuantos despropósitos se imponen ahí afuera, al otro lado de la
burbuja de mi cueva.
Te admiro cuando leo tus articulos me siento como dentro de ellos.Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti por tus palabras. Siempre eres muy amable.
Eliminar