Tras el trajín de los últimos días la casa retoma el silencio
habitual. Ya hace rato que anocheció. Afuera, en la calle, apenas se oyen unas
voces infantiles alrededor de la plaza. Son los niños que disfrutan de las
vacaciones escolares en casa de los abuelos, aquí en el pueblo. Con ellos lo
pasan bien, después de cenar pueden pedalear por las calles sin tráfico. Yo los
oigo cuando pasan por debajo de mi balcón. Sus voces me distraen de la lectura
pero me hacen compañía. Cuando desaparecen por la esquina, el silencio vuelve
de nuevo y yo continúo inmersa en las páginas del libro.
Mi selección para esta noche es LA DERIVA DE LOS HEMISFERIOS de Emma Fondevila. A través de sus
versos me lleva a lo más profundo de sus sentimientos. No es la primera vez que
leo este poemario. Lo adquirí hace algo más de un año y vuelvo a sus páginas de
vez en cuando, al Buenos Aires de la autora, a sus vaivenes entre los
hemisferios.
Personalmente, hablar de Argentina me lleva a pensar en el
país de la plata y la sensualidad del tango, a la migración de alguno de mis
antepasados… Y también me lleva de inmediato a unas imágenes de señoras con sus
pañuelos blancos cubriéndoles la cabeza, a las mordazas y al miedo, a la
tristeza y al drama. A otros, en las antípodas de mis pensamientos, los lleva a
pensar en un balón, un futbolista de élite y un equipo.
LA DERIVA DE LOS
HEMISFERIOS es un
viaje –quizá largamente postergado- hacia la permanencia que subyace en el
desarraigo. Un viaje necesario cuyo itinerario se hace preciso para mantener el
equilibrio entre ese fondo permanente y la superficie de la realidad.
[…]A veces la nostalgia
recorre caminos tortuosos/ extraños/ pero llega/ llega y te arrastra/ te lleva
de vuelta/ o te trae/ en alas de una música/ que sin saberlo/ añorabas.
Es una obra que no me deja indiferente por muchas veces que
la lea. Muy alejada del drama y de esos sentimientos encontrados entre lo que
debió ser y lo que finalmente fue, hay momentos durante la lectura en los que no dejo de sentirme
identificada con el desarraigo que vislumbro. La nostalgia
no pide permiso para instalarse en los sentimientos. Tal vez sea de paso
obligado sentirla a medida que pasan los años.
Estos versos en cursiva corresponden a un fragmento de NADA, poema del libro segundo de los
cuatro que componen este poemario. He seleccionado esos versos como podía haber
seleccionado otros. Con todos me quedo, todos me han emocionado, y todos los volveré
a leer una y otra vez, cuando la paz y el silencio inviten a la lectura como en
esta noche de verano.
Es una obra que recomiendo. La podéis solicitar en vuestra
librería habitual o pedirla directamente a la editorial «Lastura Ediciones»,
contactando a través de su página o vía email: info@lastura.es.
Es una editorial con la que podéis comunicaros también por Fb. En mi opinión
uno de los mejores sellos editoriales que tenemos hoy en el mercado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario