«Hace unos días decidí que voy a
utilizar una libreta. De color amarillo, sí; para identificarla entre el resto
de los papeles que tengo siempre tirados por cualquier sitio.
Quizá no deba
preocuparme mucho por mis descuidos, y estos sean debidos al momento de crisis
por el que todos atravesamos. Las cosas no van bien para nadie, la gente
discute en los programas de la televisión y yo me indigno cuando observo la
falta de argumentos en muchos de quienes nos gobiernan.
Ayer, sin ir
más lejos, rompí el televisor. Bueno… yo no lo recuerdo, pero mi hija le ha
dicho al médico que lo rompí yo. Dice que me enfadé muchísimo con un señor que
defendía en la tele las bajadas de las pensiones a los jubilados. Era por la
tarde y yo estaba planchando. Teresa le ha contado al médico que lancé la
plancha contra la pantalla. ¡Menudo susto debieron de darse! Sobre todo, los de
dentro de la tele.
La verdad es
que, efectivamente, estoy sin televisión, pero no creo que la haya estropeado
yo con lo de la plancha. ¡Cómo no iba a recordar algo así! Estoy bien y no me
pasa nada; es solo eso, que hay crisis y quieren que la paguemos los de
siempre. Y yo, pues me indigno, como cualquier hijo de vecino. Pero como
Teresín se ha puesto tan pesada, pues hemos ido al médico.
Casi llegamos
tarde y se ha enfadado conmigo. Últimamente se enfada por cualquier cosa.
Resulta que yo andaba buscando mis gafas desde anoche. «Marisa me ha robado las
gafas» le dije cuando la llamé para decirle que no se fiara de la chica que
viene los martes a limpiar. Debió de molestarse porque, según dice, eran las dos
de la mañana cuando la llamé. Eso no es cierto, porque yo a esa hora estoy
barriendo la calle.
—Lo que necesito
es un poco de descanso. Descanso y encontrar mis gafas —le he repetido cuando
ha venido a buscarme para ir al médico—. Es todo cuanto preciso, no
médicos.
—Mamá… las
llevas puestas. Anda, vámonos que se hace tarde.
—¡Huy, qué
tonta estoy, Teresa! Si no me lo dices, ni me doy cuenta. [...]»
***
Así arranca esta historia contada a dos voces, la voz de la desmemoria y la del cariño. Ambas os esperan el próximo día 18 de diciembre, en La Casa Municipal de Cultura de Puerto de Sagunto. Allí os espero yo también, en buena compañía y ambiente prenavideño y ameno.
De Fragua y Yunque.
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