BAJO LOS CEREZOS DE SAITAMA
ANA HERNANDORENA
GONZÁLEZ
Ed. Caligrama 2018
En BAJO LOS CEREZOS DE SAITAMA, la autora presta su voz a Laura,
protagonista, junto a Marc, de esta historia que es de amor, de ilusión, de
dolor y… también de esperanza.
Ambos coinciden en Japón, trabajan en la misma empresa, pero
Laura lleva un tiempo y está muy integrada entre los compañeros. Se siente
cómoda y disfruta de cuanto la rodea. Está encantada con su trabajo. Marc, al
contrario, no termina de ubicarse. Será de la mano de Laura como conseguirá
acoplarse, de alguna manera, a un entorno completamente desconocido para él.
Los dos son buenos profesionales, afortunados por haber
conseguido abrirse camino en un mundo laboral tan complicado para muchos
jóvenes de nuestro país. Amantes de su trabajo no desestiman tampoco ocasión
alguna para salir a divertirse. En una de esas salidas Marc descubre a una
Laura completamente diferente. Una Laura que se divierte alejada de los planos
y los proyectos de la empresa. Una joven que sale a correr cada mañana, que
ríe, baila, juega y… canta.
Como en cualquier historia de amor, chico y chica se
enamoran, se besan, y son perfectos y felices, y a toda esa armonía se une el
embarazo, una nueva vida que colmará más si cabe todo ese mundo perfecto. Eso
es lo que se adivina a medida que se avanza en las páginas. No obstante,
también se asustan, y también sufren. Y aquí es donde la verdadera historia
cobra protagonismo. Ya no es el amor ni el buen hacer de dos jóvenes ingenieros
lo que la autora no muestra, sino el dolor por la pérdida de ese niño tan
esperado que muere en el seno materno pocas horas antes del alumbramiento
previsto.
Desde ese momento Laura ya no ríe, ni canta… Teme entrar a la
habitación del pequeño, donde todo estaba preparado para su llegada. Marc
también sufre. Ambos se duelen por separado. Cada uno a su manera. Prefieren no
hablar.
Ana Hernandorena se ha servido de las letras para descargar su
propio dolor ante la pérdida de su primer hijo. A modo de novela ha volcado en
el personaje su experiencia, y fijado como escenario un país que no le es
desconocido y que admira.
Según palabras de la propia autora, cuando pasó por la
dramática experiencia de la pérdida de su primer hijo, se vio muy aislada. No encontró
referencias que pudieran ayudarla a superar el duelo. Es por eso que ha buscado
a través de la literatura los elementos que hubiera querido tener a su
alcance en su momento, y ponerlos a disposición de aquellos lectores que estén
tan necesitados de la palabra como ella lo estuvo.
Personalmente es un libro que recomiendo. Es una obra bien
trabajada, un escenario que no deja indiferente y un tema, el de la muerte
prenatal y el duelo posterior, que mucha gente desconoce.
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