Imposible concentrarse, a pesar de los ratos de silencio. La
lectura de Lorca, la música de Marradi, la tinta en la pluma y el teclado
cerrado…
Uba se fue como se fue la certeza. Me dejó la lluvia, sí,
pero teñida de temores.
No tuvimos tiempo de despedirnos como corresponde a dos
buenas amigas que han compartido madrugadas durante los últimos meses.
Tal vez vuelva un día envuelta en niebla.
Tal vez cuando nos abran las puertas para comprobar que ya
no queda nada.
Fotografía: Amanecer desde Alcalá Galiano -I.Murria-
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