El lienzo duerme en silencio

Ya el lienzo duerme en silencio y el trazo llora el olvido de tu tacto...

Las Cuerdas formando lazos reposan junto a La Fragua al pie del gran Horno Alto,
y a su lado,
los ojos del Agua Marina contemplan el sufrimiento
en el Rostro de Mujer.
De mujer también un Cuerpo de espaldas mirando al Mar,
y a su izquierda, dejándose dibujar
otra Fémina te anhela.
Justo enfrente, ajena a todas ellas
La Cara de tu Madre que ignora tu larga ausencia.

Yo mientras tanto te observo…

Observo tus ojos de niño que sólo miran al suelo
y alzo mi voz
que se viste de sonidos mudos.
De nuevo,
vuelvo a romperme por dentro,
vuelvo a esconderte en un verso y a trasladarme a tu pecho
perdiéndome en tus silencios que me niegan la palabra.

Quiero devolverte el alma,
dibujarte una sonrisa y desnudar tus pinceles.
¿Dónde está ahora tu latido?
aquel latido ajeno, intenso
que te preñara de luz.
Ya no me regalas tu mirada, y tu voz
se escapa ronca a través de tu inconsciencia.
Sólo hablas a las sombras
que te seducen…
que te llaman desde sus abismos
y disfrazadas de musas te engañan y te dan a probar su miel.
Mis ojos de negro duelo te ven caminar tras ellas,
lentamente,
sin volver la vista atrás…

Ya se apagaron las luces.

Ya terminó el último baile y tus colores
vomitan el llanto por la despedida.
Así,
con la última tarde del verano,
con la primera hoja caída del otoño,
te vas,
al lugar donde habitan los poetas.
Yo, entretanto,
arropo  a tu paleta y arrullo a tus lienzos.
Les hablo de un campo verde al pie de La Calderona.
Les escribo un nuevo cuento que habla de un triste algarrobo
que abandonó su tristeza
cuando en sus pies reposaron  los sueños
de un gran pintor
                  con corazón
                               de poeta.

Del poemario homenaje a Blas: Al pie de La Calderona "Poemas para una ausencia"
Octubre 2008

Imagen: Fotografía de P. Murria. La sombra del árbol custodio.