Sostenías en la mirada
la suavidad de una caricia blanca
y la salvaje fuerza de un despertar adolescente.
Yo quería atrapar tu tacto
y saborear el jugo de tus horas nuevas.
Entonces tomé de las tibias arenas del desierto
la textura de su piel
y modelé con ella los rasgos de mis oníricos pensamientos.
Me atreví a cruzar mi mar estrecho
y sellé tu mirada de desierto y mis anhelos
con las líneas que surgen de mis versos.
Del poemario: La otra realidad
Fotografía: Ismahell.
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