mientras acecha la sombra en cualquiera de sus esquinas.
Se deslizan por encima de mi cuerpo
indiferentes al desgarro de mi piel morena.
Soy un ente pavimentado bajo un cielo
estrecho que se dibuja entre dos fachadas opuestas.
Salen de su letargo,
se desperezan tras la siesta del día festivo.
Susurran mientras me caminan
ajenas a cuanto callo
a cuanto grito
a cuanto ofendo y reprocho
Mis palabras no son de este mundo.
Ellas, las calles que me caminan,
hablan para mis oídos palabras muertas.
Qué más me da lo que digan...
Por no tener no tienen ni nombre
las calles que me caminan.
-De: Poemas del desarraigo- 4.16 LEH-
fotografía: Ismael Murria.
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