Hoy, 23 de abril es un día especial para quienes disfrutamos
escribiendo historias. Unas veces nos decantamos por inventar esas historias,
luego les damos forma y, si podemos, las publicamos. Otras, escribimos a modo
de novela, nuestras propias experiencias. Este es el caso de Ruth, quien se
sirvió de las letras para contar su historia: MI IMPENETRABLE SONRISA.
Yo la conocí a raíz de la publicación de su libro. Desde
entonces somos amigas. Y es a ella a quién he dirigido hoy mis preguntas sobre
cómo afronta este tiempo de confinamiento.
¿Llevas confinada desde
el primer día?
Como madre de dos hijas, una de ellas con una discapacidad
del 77%, el 13 de marzo comenzó nuestro confinamiento. Como normalmente hago
una compra grande semanal, y la había hecho el miércoles anterior, el día 13
solamente salí para ir a la farmacia a comprar alcohol y mascarillas, y
aproveché para cambiar una batidora que se me había estropeado y que la
necesito para preparar algunas comidas de mi hija.
¿Trazaste alguna ruta
de tareas para los días que se avecinaban o eres de las que improvisan sobre la
marcha?
No hice ninguna ruta en especial. Día a día vemos si hace
falta algo, hacemos listas y solo sale mi marido de casa a hacer los recados
pertinentes los días que sea estrictamente necesario. Cada día improviso todo,
hasta lo que vamos a comer. En estos momentos de ansiedad lo que menos necesito
es una obligación impuesta por mí para seguir ningún tipo de rutinas.
Tú eres una persona
involucrada, no te gusta mantenerte al margen. ¿Sigues las noticias? ¿Por qué
vías?
Un par de veces al día vemos noticias. A mí me gusta verlas
en el canal 24 Horas, donde suelen
salir comparecencias en directo. Me he dado cuenta que luego tanto en redes
como en imágenes de las mismas se tergiversa la información, recortan
entrevistas y hasta ponen frases que sacadas de contexto cambian mucho la
información que daban en directo.
¿Cómo son ahora tus
días?
Intentamos levantarnos pronto. Entre semana la niña pequeña
tiene clases online y la niña
especial va detrás de nosotros. Con ella improvisamos alguna actividad para que
haga algo similar al colegio. Mientras tanto vamos poniendo lavadoras,
recogiendo, limpiando, preparando la comida… Hasta la hora de comer no paramos.
Una vez hemos comido intentamos que la niña mayor, que por su discapacidad toma
medicamentos muy fuertes, duerma la siesta. Nosotros aprovechamos para elegir
una película de Netflix y verla con
la niña pequeña que tiene siete años. Por la tarde preparamos alguna merienda
entre todos. Mi hija pequeña ha cogido afición a la cocina y a veces grabo sus
recetas y las cuelgo en un canal que se ha abierto en Youtube. Jugamos a algo todos juntos: guerra de cojines, hacer
payasadas… Y también hacemos videollamadas con amigos y familiares. Todo eso
hasta las ocho de la tarde que salimos a aplaudir. Ese es un momento muy bonito
en el que ves que hay vida fuera de tu casa. Después preparamos la cena, pero a
veces cenamos más tarde porque en ese tiempo hacemos bailes, ponemos música,
pintamos… Un poco lo que más apetezca. Luego toca un rato de
televisión hasta que las niñas se quieren ir a dormir. Y ya, cuando se han
dormido, mi marido y yo solemos ver alguna película que nos guste a nosotros,
ya que pasamos todo el año sin tiempo para ver la tele.
¿Te vienes abajo en
algún momento del día?
Me vengo abajo mil veces al día. A veces cuando hablo con mis
padres, otras cuando durante los aplausos mandan besos a mi hija, también si
mis hijas se pelean o las siento tristes. Pero también me levanto enseguida e intento
animar la situación.
Con todo este trajín de
las niñas imagino que no tendrás mucho tiempo para leer o escribir. Cuando
empezó todo esto ¿estabas trabajando en algo nuevo? ¿Sacas algún rato para
escribir sobre lo que está ocurriendo?
Soy una persona muy positiva, doy muchas vueltas en mi cabeza
a lo que quiero escribir. De hecho, estoy escribiendo un libro sobre ser una
familia con una hija especial. Pero estos días sin intimidad, siempre rodeada
de mi familia me cuesta mucho centrarme y tener un rato de silencio sin
interrupciones para poder escribir. Sí que quiero introducir en mi libro de
Francina cómo ha sido para ella por su condición y para nosotros como padres, este
confinamiento, esta situación.
*
No tengo la menor duda de que esta situación está resultando
muy complicada para muchas personas, cuanto más, para familias que, como la de Ruth,
comparten su confinamiento con aquellas que precisan de una especial atención.
Muchas gracias, Ruth por atender a mis preguntas. Me consta
que no andas sobrada de tiempo. Ha sido un placer leerte.
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