martes, 11 de julio de 2017

Contra corriente




 


 


Nuestros sueños de niños consistían en llegar a ser unos excelentes abogados, y así lo decidimos en aquella tórrida mañana de julio mientras nos refrescábamos sentados en los escalones del portal. Para entrar en ambiente, Carlitos y yo estábamos a punto de darnos bofetadas, pues él defendía candorosamente a Abel por sus bellas intenciones mientras que yo me desgañitaba la garganta gritando a los cuatro vientos que Caín podría, muy bien, haber sido el hombre de mis sueños, y que si actuó como lo hizo, fue porque por encima de él siempre estaba El Otro chinchando y malmetiendo para, así, partirse el culo de risa viéndonos a los de aquí abajo sufrir todo tipo de agonías para ser merecedores de sus bendiciones.
    Cuando más acalorados estábamos en nuestra argumentación, Carlitos salió precipitadamente hacia su casa. Cuando adiviné el motivo ya era tarde
     No la vi venir, pero, inmediatamente, sentí un tremendo y sofocante dolor en la mejilla derecha que acalló mi defensa.
     «¡Entra en casa que cuando venga tu padre te vas a enterar!», me ordenó mi madre, y yo la obedecí sin rechistar mientras me aguantaba la rabia y el dolor por la bofetada que me había propinado.
 
Carlitos se hizo panadero, y yo no terminé la E.G.B, pero de alguna manera, en aquella mañana calurosa, mientras jugábamos a ser abogados sentados en los casi fresquitos escalones de la cuarta planta de nuestro portal, se puso de manifiesto mi ya anticipada manía de cuestionar las ideas más simples y obvias. Claro que… de una manera más silenciosa y cerciorándome de quién podía andar a la escucha.

De: Cuentos de El Puerto.
Dibujo: Débora Trachter


 
 

jueves, 6 de julio de 2017

Leyendo La Deriva de los Hemisferios





Tras el trajín de los últimos días la casa retoma el silencio habitual. Ya hace rato que anocheció. Afuera, en la calle, apenas se oyen unas voces infantiles alrededor de la plaza. Son los niños que disfrutan de las vacaciones escolares en casa de los abuelos, aquí en el pueblo. Con ellos lo pasan bien, después de cenar pueden pedalear por las calles sin tráfico. Yo los oigo cuando pasan por debajo de mi balcón. Sus voces me distraen de la lectura pero me hacen compañía. Cuando desaparecen por la esquina, el silencio vuelve de nuevo y yo continúo inmersa en las páginas del libro.

Mi selección para esta noche es LA DERIVA DE LOS HEMISFERIOS de Emma Fondevila. A través de sus versos me lleva a lo más profundo de sus sentimientos. No es la primera vez que leo este poemario. Lo adquirí hace algo más de un año y vuelvo a sus páginas de vez en cuando, al Buenos Aires de la autora, a sus vaivenes entre los hemisferios.

Personalmente, hablar de Argentina me lleva a pensar en el país de la plata y la sensualidad del tango, a la migración de alguno de mis antepasados… Y también me lleva de inmediato a unas imágenes de señoras con sus pañuelos blancos cubriéndoles la cabeza, a las mordazas y al miedo, a la tristeza y al drama. A otros, en las antípodas de mis pensamientos, los lleva a pensar en un balón, un futbolista de élite y un equipo.

LA DERIVA DE LOS HEMISFERIOS es un viaje –quizá largamente postergado- hacia la permanencia que subyace en el desarraigo. Un viaje necesario cuyo itinerario se hace preciso para mantener el equilibrio entre ese fondo permanente y la superficie de la realidad.

[…]A veces la nostalgia recorre caminos tortuosos/ extraños/ pero llega/ llega y te arrastra/ te lleva de vuelta/ o te trae/ en alas de una música/ que sin saberlo/ añorabas.

Es una obra que no me deja indiferente por muchas veces que la lea. Muy alejada del drama y de esos sentimientos encontrados entre lo que debió ser y lo que finalmente fue, hay momentos durante la lectura en los que no dejo de sentirme identificada con el desarraigo que vislumbro. La nostalgia no pide permiso para instalarse en los sentimientos. Tal vez sea de paso obligado sentirla a medida que pasan los años.

Estos versos en cursiva corresponden a un fragmento de NADA, poema del libro segundo de los cuatro que componen este poemario. He seleccionado esos versos como podía haber seleccionado otros. Con todos me quedo, todos me han emocionado, y todos los volveré a leer una y otra vez, cuando la paz y el silencio inviten a la lectura como en esta noche de verano.

Es una obra que recomiendo. La podéis solicitar en vuestra librería habitual o pedirla directamente a la editorial «Lastura Ediciones», contactando a través de su página o vía email: info@lastura.es. Es una editorial con la que podéis comunicaros también por Fb. En mi opinión uno de los mejores sellos editoriales que tenemos hoy en el mercado.

 Imagen: Portada de LA DERIVA DE LOS HEMISFERIOS