martes, 10 de marzo de 2020

Leyendo a Lorca






«Cuando me quedo sola»
Me queda vuestra infancia
Los cabellos enredados
Y las noches despierta midiéndoos la fiebre

En la casa donde habitan los silencios
Hacen nido las ausencias
Y en la calle el rumor de la arboleda
Se burla y va restando mis horas

Sabe que una tarde gris
Buscaré bajo la base de sus troncos
Que arañaré la tierra
Para enterrar muy honda mi demencia

Ya hoy me queda una mueca de sonrisa
Cuando al quedarme sola
Deambulo mi noche por el pasillo estrecho
Y compruebo que nada altera vuestro sueño.



Fotografía: LEH, Algarrobo viejo en la ribera del Palancia

domingo, 8 de marzo de 2020

Con permiso de Blas de Otero





Dime si puedes venir, querido Puerto, a renovar la tierra de este páramo en que se ha convertido mi parque que las letras quiebra. Estoy triste porque no llueve y triste si llueve mal y a destiempo.

Vamos, querido Puerto, viste tus mejores galas, las de color marino con fondo gris, y sube navegando por un Palancia desprovisto de cauce.

Vienes y vas junto a mí hasta la Baronía. Ya no entiendo tus palabras como tampoco tus silencios.

Qué haces por estas huertas, querido Puerto, tú solo, aislado, si a cada revuelta del camino
vuelves al mar la cabeza como yo la vuelvo.

Yo te miro desde lejos y, de repente, me siento vieja como el poeta.Y salgo corriendo a pillar un taxi para perderme entre aquella gente amiga de dramaturgos y de las letras.

Y siempre encuentro las mismas voces: de Churruca y de Victoria, de Palmereta y Baladre, de Mercado y de Claveles. Y siento ganas de llorar y renacerme para hacerme gotas de sangre revolucionaria, quizá segregacionista.

Incomprensible, mi querido Puerto, este pupitre en celo y sin maestro. Tu traje de color marino o de fondo gris, qué más me da hoy, si ya no puedo vestirlo en mi cuerpo distante y frío.



Fotografía: LEH