miércoles, 9 de octubre de 2024

CASETAS EN EL CENTRO ARAGONÉS


 


A veces, en los momentos previos a la presentación de un acto, la incertidumbre se apodera del protagonista del mismo. «¿Y si no viene nadie? ¿Y si me quedo en blanco en mi intervención? ¿Y si…, ‘ ¿Y si…?

Demasiados Y sí… se presentan en esas horas anteriores a la divulgación en público del último trabajo realizado.

Hoy, cuando han pasado ya muchas horas desde la presentación de CASETAS, me dispongo a reunir los instantes, las palabras, los gestos y el ambiente que acompañó a la jornada; y mis recuerdos llegan a mi primer acto en una sala con el aforo casi al completo. Fue mi bautizo como escritora hace ya doce años, y en aquella ocasión sí hubo temor a no saber estar a la altura: mucha asistencia, mucho protocolo, muchos desconocidos y mucha inseguridad por mi parte.

Quizá por la edad, por la serenidad que otorga el tiempo o porque asumes que no hay nada como ser una misma en cada circunstancia que te depara la vida, es que la inseguridad desaparece. No obstante, es preciso rodearse de gente afable, dispuesta a convertir el evento en algo bonito, rayando en lo cotidiano, desplazar el protocolo en favor de la camaradería; convertir la mesa de invitados en la mesa de sobremesa de tu propia casa, tener enfrente un grupo de personas —sin importar la cantidad— que asiste por interés, por curiosidad o simplemente porque te quiere y desea compartir ese momento especial.

Y así, como si me encontrara en casa, tomando un café con mi gente, de forma relajada escuché a quienes me acompañaban en la mesa: Ángela, Ana María y Rafa. Cada uno desde su intervención, con sus discursos sin florituras, hablando de las letras, las mías, y de cuanto saben o conocen de mi tardía trayectoria en este campo de la escritura.

Por parte de Ángela Navarrete, presidente de la Asociación organizadora del acto, recordar aquí parte de su discurso, basado en las lecturas realizadas de todos y cada uno de mis trabajos desde hace más de diez años. Es una fiel lectora que me sigue desde el comienzo de mis colaboraciones en las diferentes revistas que me dieron espacio entre sus páginas.

De Rafa Asensio, profesor de la CEFPA -Centro de Formación Permanente de Adultos- de Sagunto, señalar su mención a la importancia de estos centros de Enseñanza en cuanto al abanico de posibilidades que representa para aquellas personas que, por circunstancias adversas o complicadas, no pudieron asistir en su día al colegio o instituto en la forma y con los medios habituales que cualquier alumno precisa en la infancia y adolescencia.

Igualmente atesoro las palabras de Ana María Quesada Arias, concejal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Sagunto que, en pocas palabras, pero suficientemente explícitas, se dirigió a los asistentes celebrando la trascendencia que la lectura sigue teniendo, a día de hoy, entre nuestros ciudadanos.

Así mismo, quiero agradecer a cuantos asistieron al acto, compañeros de la Asociación de Escritores Morvedre -ADEM-, amigos, vecinos y demás familia y miembros de la Asociación Sociocultural Centro Aragonés de Puerto de Sagunto, sus intervenciones en el turno de preguntas.

Gracias a todos por ser y por estar.



 

 

 

 

 

 


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