miércoles, 28 de agosto de 2019

El retiro - día tercero





La lluvia ha pasado de largo sin apenas saludar. El sol brilla de nuevo recordándome que aún es verano a pesar de lo fresquito de la mañana. Apetece un chal sobre los hombros mientras desayuno acompañada del jazmín y del poeta. La perra está perezosa y no me exige el paseo matinal. No así los pajarillos. Estos llevan a cabo su tertulia desde que amaneció. No consigo identificar uno de los trinos. Está sobre la copa del pino de la casa vecina. Al otro lado de la calle otro trino idéntico le responde. Tal vez se están saludando, o quedando para volar juntos en la tarde hasta quién sabe que otro árbol distante. De fondo, el cucuú cu, habitual donde quiera que me encuentre, ya sea en la montaña, en la casa del pueblo o aquí en la playa.

Se acaban las vacaciones y el verano feroz, más largo y cálido desde hace unos años. Se irá muy lentamente, ya se aprecia en la temperatura de la mañana y de la tarde, cuando el sol se oculta tras las sierras. En las horas diurnas todavía persiste su fortaleza y aún nos ofrece unos días de baño en la playa que no hay que desperdiciar. Aún no nos cobran impuestos por introducirnos en las plácidas aguas de nuestro litoral. Aprovechémonos pues de esa gratuidad. Y hagámoslo con premura, antes de que las olas arrastren hasta nuestra costa los cuerpos mutilados de los desgraciados migrantes.

Yo prescindiré de ese baño. Intento visualizar el próximo otoño y vuelvo a pensarme desde dentro, reinventarme una vez más. Tal vez vuelva a la poesía, o al bullicio de las grandes vías de la ciudad y a los paseos matinales por los jardines de su río. Hasta es posible que me aleje por un tiempo de las redes para no conocer los despropósitos de cuanto leo a diario y los vientos de retroceso social a los que estamos expuestos. Dañan a mi vista tantas imágenes devastadoras de un mar convertido en una gran fosa y aquellas otras donde los bosques sucumben ante brutales llamaradas, que he de cerrar los ojos para evitar el dolor…

Pero, ¿cómo prescindir de todo eso? ¿Cómo vivir de espaldas a los despropósitos de quienes pretenden gobernar, no solo el país sino el mundo entero? ¿Cómo conformarse y no protestar y hacerles frente? ¿De qué manera cuando la impotencia de paso a la desgana?

Y cómo dedicar el pensamiento a tales aberraciones cuando de fondo se oye el trinar de los pajarillos sobre los árboles vecinos, el susurro de las olas que llegan mansamente hasta la orilla de mi playa al otro lado de la tapia…, cuando el poeta reposa bajo la rama de jazmín que me embriaga mientras me deslizo por las páginas de mi libreta amarilla.


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