Al contrario que su obra pictórica, la literaria y poética fue breve y escasa. Fue tardía y no le dio tiempo a más. Conservo tan solo unos cuantos poemas y sus artículos correspondientes a las colaboraciones en "El Económico de Sagunto". Escribió también algunos cuentos. La Diosa es uno de ellos. Como no podía ser de otra manera, Zakynthos y Vulcano, los azules del mediterráneo, su mar y, sobre todo, el fuego y el yunque son elementos fundamentales en su pluma -tanto como, a veces, en la mía-.
LA DIOSA
El reptil asustó al caballo que, encabritado, lanzó al jinete por
los aires. Nunca creyó el griego que
llegara a ser alcanzado por el letal ofidio al caer al suelo, pues un protegido
de los dioses no podía morir tan lejos de su querida isla en el Egeo. Sentía la
muerte al igual que sentía esa mar:
Lenta
y envolvente, salada y amarga y de calor indefinido…
Fue oscureciéndose su visión y los azules mediterráneos derivaban
hacia los negros azulados y rememoraba en la somnolencia el ágora de su patria.
Él apenas se percataba de los estertores de la muerte que la víbora le producía. Pronto comenzó a sentir
alivio y su respiración se hizo más acompasada. Entonces observó entre brumas a
la Palas
absorbiendo el veneno de la herida en su muslo.
…Y
fue lavada la sangre del jinete con la saliva de la diosa,
belicosa,
bella y sabia…
Altiva se mostraba la
Atenea con su fría mirada observando la grandeza de aquella
tierra que tenía enfrente, junto a esa mar que en su momento levantaría el
horizonte para dejar ver lo que éste ocultaba y que ella, en su inmortalidad,
veía.
…Y
de nuevo la mar,
que
lleva y que trae la renovación de los tiempos y los espacios,
que
quita y otorga la mirada de mármol de un explosivo deseo…
–Zakynthos, tú no puedes verlo porque no tienes acceso al futuro,
pero yo soy inmortal y, por lo tanto, todo el tiempo en mí es presente –dijo la
diosa sonriente–. «Ni siquiera Artemisa me quitará la gloria» –pensó la
Atenea–.
–¿Y qué observas de forma tan agradable en tu eterno presente?
–preguntó el semidiós ya restablecido.
–Veo hombres y mujeres muy laboriosos venidos de todas partes; son
protegidos de Vulcano y levantan un templo de sabiduría en mi honor en una gran
ciudad donde fluye mi savia por sus vías para hacer florecer las Artes y las
Letras, la Música
y la Danza, y el Teatro y otras disciplinas. Tampoco tú puedes sustraerte al
destino:
…Zakynthos
sediento de Vulcano para converger en el golpe,
en
el yunque,
en
la configuración del punto,
en
el poema comenzado en la soledad profunda del blanco…
»Ni siquiera Estrabon ni Plinio podrán describirlo. Ahí delante,
al este, entre la mar y nosotros se levanta fortalecido el fuego que forjó la
mar y modeló la piedra que siempre me dignificó.
…Y
de nuevo la mar
canta
su belleza en el continuado avance de los susurros
hacia
los reinos de la Vida.
Fdo. Blas Estal Hernandez
(Copiado literalmente de su archivo)
Imagen: Una de sus fraguas con autorretrato en el ángulo superior del lienzo