Mientras dormía me ha
crecido una música de fondo
Era la voz de mi madre que me apremiaba para que no llegara
tarde a mi vida.
«No llegues tarde a tu vida» llegué a escribir yo a mi
propia hija en un verso sin ritmo y sin medida.
Desde el otro lado de la ventana se aproxima el alba y el aire arrastra el
olor a lluvia por el otro lado de las lomas
Ya casi se adivinan los perfiles de los tejados de las casas
de enfrente
El sol no acude hoy a
la cita de cada amanecer y no podré ver cómo mi sombra se interpone entre lo que soy y aquello que, insistentemente, deseas mostrarme desde tu
orilla.
Qué lejos me
quedas, Mar.
Fotografía LEH