jueves, 15 de enero de 2015

De poetas amigos.




 
 
La mañana está hermosa y hay que aprovecharla. Lo ideal hubiese sido salir a la calle, pasear por la huerta o por la playa, subir a la montaña… Pero a veces hay que atender a otros menesteres. Aun así no renuncio a disfrutar del magnífico sol y de la agradable temperatura con la que esta tierra valenciana me deleita durante el invierno. Ambos los saboreo en la terraza. Y, por cierto, en muy buena compañía: la de dos poetas y amigos.

A medida que el sol se desplaza, lentamente, desde mi mar a mi sierra, yo me desplazo también con mi asiento de terraza siguiéndolo en su escapada. En mi regazo los poemas de dos de mis amigos, Fernando y Joaquín. Dos maneras de decir, dos maneras de mirar y dos maneras diferentes de hacer caminar al poema. Desde la vida, el recuerdo, la rabia y el amor… Desde el instante, lo cotidiano, lo vivido y lo observado. Ambos desde la irregularidad del verso y la música en la palabra. Quizá, dos generaciones distintas separadas por las circunstancias en las que cada uno de ellos han tomado los colores para sus versos.

Como siempre, los leo sin ningún orden. Además, esta vez no solo paso desde las últimas páginas a las primeras y desde estas a las del centro del libro. No, en esta ocasión, además, paso de Rocío para Drácula, de Fernando López, a La senda amarga, de Joaquín Corbalán. Y tanto en uno como en otro me detengo y lo canto —muy mal, por cierto, pues soy pésima rapsoda, pero nadie me va a quitar la ilusión de recitarlo—. Tal vez, por la diferencia en las formas o por mi ineptitud al recitar, me resulta más cómodo hacerlo con los de Joaquín. No obstante, los canto bajo el sol, sin importarme que mi voz se oiga desde las terrazas vecinas o abajo, en la plaza.

Con los dos me deleito…, con la manera en que Fernando vive el suspiro:

[…] El suspiro se torna paso de plomo
crepitante en la espesura.
Brilla suspicaz como el retrato
de un hombre anterior en hoja blanca.
Levanta una irónica sonrisa ante la sangre
derramada en los campos de la victoria.

Y en cómo contempla Joaquín la partida del último tren cuando:

[…] Despierto de mi muerte de anoche
sin saber dónde he estado, en qué lugar
ni cómo pude llegar allí.
Algunos muertos sueñan que están vivos,
porque muchos vivos
hace tiempo que murieron y aún no lo saben.
Caminan por la senda amarga comiendo caramelos,
queriendo sonreír al dolor mientras muere el corazón.[…]

Podría transcribir aquí muchos más versos, lo mismo de ROCÍO PARA DRÁCULA que de LA SENDA AMARGA, Pero prefiero que seáis vosotros mismos quienes os adentréis en sus páginas. Ni uno ni otro os dejarán indiferentes.

 

ROCÍO PARA DRÁCULA.
FERNANDO LÓPEZ GUISADO.  
Ed. Vitruvio – Madrid. 2014


LA SENDA AMARGA.
JOAQUÍN MARÍAS CORBALÁN.
Ed. ADIH — Murcia. 2ª Edición: Feb. 2014)

 

2 comentarios:

  1. Ya sabes que hemos reactivado el blog, donde ahora subimos entrevistas y reseñas de libros, con el nombre Hablando de libros, por si apetece publicar algún comentario de libros.

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