Ya ni siquiera
lloran los niños de Alepo…
Hay imágenes
muy tristes y desgarradoras
pero yo no
quiero ilustrar con ellas mi rabia
ni exponerlas
a modo de mercancía barata
en el
escaparate de las redes sociales.
No quiero
hacer de los niños de Alepo un poema
tan solo
quisiera cerrar mis ojos y pedir
un deseo… de
los que se piden en silencio,
únicamente eso.
Desde mi impotencia
no puedo hacer
nada más que desear y rabiar.
Ya no lloran
los niños en Alepo.
Ya no hay ni
lágrimas para mitigar su dolor.
Así de
grande es ese dolor.
De: Poemas de puertas adentro
Ilustración: Blas Estal -De la impotencia-
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