Mi lectura de la última semana
ha estado dedicada a AZUL –el diario de
Sara-, de Jaime López Fernández. Lo primero que leí de él fue su poesía, Amantes Periféricos, un poemario que me
gustó por lo novedoso, por lo valiente…, y es que, a veces, hay que ser
valiente para escribir lo que uno quiere y como quiere.
Y valiente ha sido,
igualmente, embarcarse en este proyecto «de color azul» en el que el autor se
ha despojado de su piel de hombre para enfundarse la de una adolescente, y
narrarlo en primera persona, algo que no suele resultar del todo fácil y que ha
llevado a buen término con excelente resultado.
Jaime López narra de forma
clara y bien ligada, desde esa piel adolescente recién llegada de su país de
origen, la incertidumbre, los primeros pasos hasta el nuevo instituto, las primeras
miradas de la nueva y hacia la nueva. No es sencillo comenzar
una nueva etapa cuando se deja tanto atrás, y menos cuando lo que se deja en
esa etapa es la infancia y pubertad, y se comienza la que quizá es la más
importante en el desarrollo de una persona, «la adolescencia» que nos prepara
para los adultos que seremos antes de darnos cuenta.
Todo es nuevo en los azules de
Sara, y cada detalle, por nimio que sea, lo va anotando en su diario.
Bastarán tan solo unos meses,
los correspondientes al primer trimestre del curso, para que esas tonalidades
azules en las que vive sus días oscilen en una gran variedad de matices que la
lleven desde lo más alto al más oscuro de los abismos: El valor de la amistad,
la seducción, los celos, el escándalo, la bravuconería machista, el miedo, el rechazo
y el aislamiento…
Todo suma y se confunde, y
todo obliga a abandonar o a erigirse en la más fuerte. Es cuestión de saber
elegir. Y Sara elige.
Esta es una historia que, si
bien es ficticia, parece ser bastante habitual, aunque no transcienda más allá
del entorno del instituto y de las familias vinculadas a ella. Quizá es por eso
por lo que el autor ha decidido contarla, a modo de advertencia. Por su
condición de profesor de instituto conoce bien el escenario, el léxico empleado
por el alumnado y aquellos elementos de los que se sirven los jóvenes de hoy en
sus ratos de ocio y sociabilidad. Así mismo ha cuidado los detalles narrativos,
las metáforas y citas a las que la protagonista recurre en su diario para
ofrecer a sus páginas un mayor conocimiento de cuanto siente y sobre lo que reflexiona:
La alusión a la gacela asustada que huye de su depredador o la comparación
entre una heroína sin poder y una chica sin autoestima…
He de decir que este «diario
de Sara» me ha enganchado mucho, y como la redacción está muy de mi gusto —guiones
de diálogo, letra en formato diferente para no perderse entre lo que se cuenta
y en lo que se reflexiona, buena sintaxis…— me ha resultado una lectura muy
cómoda a la vez que muy interesante y recomendable; tanto para adolescentes
como para padres y profesores. Y como llega el verano, nada mejor que incluirla
como lectura de vacaciones, a pie de playa, piscina o arboleda.
Gracias, Jaime López
Fernández, por esta aportación que considero muy valiosa.
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