Hoy, también, de nuevo, «podría escribir los versos más
tristes esta noche», pero no quiero. No deseo buscarme por dentro y mostrar con
la tinta o el teclado lo que me corroe, me entristece o me indigna en estos
momentos difíciles. Prefiero, desde que comenzó este confinamiento, mantenerme
alejada de la poesía. No quiero versos tristes y tampoco de esperanza. Ahora
quiero poner mi teclado al servicio de mis amigos y amigas que, como yo, son
amantes de las letras. Me gustaría saber cómo afrontan ellos y ellas este
confinamiento, esta primavera tan extraña como incierta.
José Manuel Pedrós ha sido el primero en atender esta
curiosidad mía. Él es escritor y columnista de la prensa local. Su último libro
En el ancho camino salió a la luz
hace unos cuantos meses y sobre él ya comenté en este blog una vez que finalicé su
lectura.
¿Qué tal, Pedrós?
¿Qué día comenzó tu confinamiento?
Si no recuerdo mal, fue el 15 de marzo
¿Previamente hiciste
alguna ruta de tareas para esos días de confinamiento o improvisas sobre la
marcha?
No, no había previsto nada. Voy improvisando sobre la marcha
Tú sueles ser una
persona bastante informada. ¿Estás también estos días siguiendo las noticias?
¿Por qué vías?
Sí. Las sigo por televisión
Cuéntame cómo es uno
de estos días
Me levanto, me ducho, desayuno, leo, escribo algo, hago
alguna cosa en casa, veo la televisión, y poco más.
¿Te vienes abajo en
algún momento?
Normalmente no, aunque a veces siento un poco de
preocupación
Seguro que entre las
tareas para hacer más llevadero este encierro, la más importante o quizá la que
más tiempo dedicas es a la escritura. ¿Estás escribiendo sobre lo que te
preocupa? ¿Algo nuevo a la vista para cuando acabe todo esto?
Sí, suelo escribir para El Económico artículos de opinión
relacionados con este virus, y también escribo algo relacionado con la última
novela que tengo entre manos.
Y, por último: ¿Crees
que acabará esto pronto y bien?
Creo que un mes más no nos lo quita nadie. Después, me
imagino que progresivamente volveremos a la normalidad, pero teniendo
precauciones, y soy un poco escéptico en cuanto a pensar que esta solidaridad
que ahora se ve en general, puede continuar. Ya veremos, aunque me gustaría que
fuéramos más humanos.
*
Una semana antes de que se impusiera el estado de alarma,
José Manuel Pedrós y yo teníamos dos citas: la primera de ellas para tomar un
café y charlar sobre cosas de esas de las que a ambos nos gusta hablar, «de
letras»; y la segunda, unos días más tarde, para presentar su último libro EN EL ANCHO CAMINO en el Centro Cultural
Mario Monreal de Sagunto. No pudo ser. Pero será. No nos cabe la menor duda. Y
entonces retomaremos nuestras charlas, con café o con un helado. Mientras
tanto, seguimos leyéndonos y escribiéndonos casi a diario nuestros respectivos «¿Cómo
estás?, por aquí todo bien, saludos a tu esposa...» «Por aquí también, abrazos
y cuidaos…»
Porque… Los amigos cuentan.
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