martes, 17 de abril de 2018

Regalo de vida





Del cajón donde guardaba sus bocetos sacó una cuartilla con dos corazones dibujados. Los dos corazones estaban unidos por una estrella, y mientras los observaba en silencio tomaba conciencia de la confusión en la que estaba sumido.

Hacía ya muchos años que él no se evadía de la rutina de las sábanas dibujando corazones rotos y corazones engalanados. Aquellos eran otros días, unos días grises y eternos en los que consumía grandes dosis de tediosos programas televisivos, amenizados a veces con la visita de algún vecino que, como él, estaba sobrado de horas y falto de días.

Dejó de dibujar corazones cuando en una cálida mañana de primavera, al abrir las ventanas de su habitación de par en par, observó fascinado cómo los rayos del sol penetraban en los rincones más profundos de su inconsciencia.

Fue para él, según dibujó más tarde, un estallido de luz dentro de su pecho. Fue, aquel suave y recién estrenado latido, la mejor y jamás escrita sinfonía. Fue su «regalo de vida», un regalo por el que muchas almas derramaron gotas de sal por sus mejillas en aquella mañana de primavera.

Era tanta la dicha que circulaba por sus venas que danzó y danzó sin parar, y en medio de aquella danza se desprendieron de su paleta de pintura los colores más preciados, y de aquellos pinceles que con tanta dulzura habían trazado durante tanto tiempo los contornos de aquellos corazones rotos y aquellos corazones engalanados, se desprendió también la realidad.

Ahora, cercano ya el último baile, no recordaba dónde había colocado sus dibujos, ni dónde guardaba su «regalo de vida». Confuso y aturdido por tanta danza, donde le quedaba algo de amor él sólo encontró traición, y cuando se decidió a abrir de par en par sus ventanas, en vez de los rayos del sol, contempló con resignada expresión cómo la mañana gris le sonreía invitándole a la última copa mientras arropaba su silueta frágil y descarnada.
  


De: AL PIE DE LA CALDERONA - Poemas para una ausencia - (Abril, 2008)

 Fotografía: Ismael Murria -amanecer desde Alcalá Galiano-


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